Vivimos actualmente en una sociedad que intenta en gran medida, desplazar a Dios (y lo que conlleva) aun más a las periferias de lo que se ha desplazado. Y no precisamente de las periferias donde el Papa Francisco solía frecuentar mientras ejerció de Obispo en Buenos Aires, si no a las periferias de lo serio o de lo útil.
SS Francisco I |
Sin embargo, gran parte de la doctrina teórica, tiene en sí, teoría que si se pusiese en práctica podría cambiar en buena medida el mundo, cuanto menos a las personas.
Su Santidad, el Papa Francisco se ha apodado por ser un papa digno de un mundo que ha cambiado, del nuevo mundo. Hace pocos días ha sido noticia la de que el Sumo Pontífice ha ordenado el prohibir la venta de tabaco dentro de la Ciudad del Vaticano, lo que supone que los gigantescos ingresos que el Vaticano obtenía de dicha venta desaparezcan.
En referencia la nota de la Santa Sede específica que pese a tener una inmensa importancia benefactora, ningún beneficio que sea perjudicial para la salud de las personas, puede considerarse legítimo. En el mundo actual el consumo de cigarrillos causa el 8,8% de todos los fallecimientos al año, el alcohol por su parte es causa del 3,2% de muertes al año.
Nos encontramos entonces ante la responsabilidad de saber establecer un límite en nuestra conciencia/moral a la hora de ganarnos el "pan diario" en base a perjudicar a la salud de otras personas, y a terceros como familia... ya que el consumo de dichas drogas tiene gran cantidad de efectos secundarios.
Fuentes: https://www.google.dz/amp/s/elpais.com/diario/2004/03/22/sociedad/1079910003_850215.amp.html
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